domingo, 17 de febrero de 2013

2013 - Enero y Febrero… Compartiendo el dolor.





Enero y Febrero…. Compartiendo el dolor.

Este año empezó fuerte. Hace tiempo anoté sobre algunos de los temas que quería escribir, tipo la lista del buen Ray Bradbury que tanto me encanta. Uno de esos temas que siempre le he sacado la vuelta es la muerte.

Estoy conociendo un lado desconocido de la muerte que no había percibido antes, cómo es que afecta y les duele a los que se quedan, a los que están al lado.

En alguna ocasión, cuando tuve el famoso surmenage, mi temor más grande era no quedar bien  y quedarme fuera de circulación, en ese momento una persona me dijo: Y que te preocupa si te volvieras loca, no te darías cuenta, los demás tendrían que sufrirlo, tu no.
Y sí, así de simple es.  El que se va, él que se sale de este mundo, ya no sufre.
Lástima por los que sobreviven y tienen que afrontar el día a día, con la ausencia y el dolor de la partida.
En estas ultimas semanas, algunos amigos han perdido a sus seres queridos, de formas tan diversas, de edades tan diferentes.

Y la variable siempre es muy parecida, la muerte te impacta no importa de que forma arribe.

La enfermedad te prepara para ir aceptando una consecuencia, pero la muerte siempre te sorprende, te sorprende por lo que hiciste o dejaste de hacer, por “los hubieras” que llegan a tu mente, como una visita incomoda atormentándote, que es lo que menos necesitas en estos momentos.
Cuando alguien sufre y a cada minuto que pasa, va minando sus fuerzas  y capacidades, puedes sentir alegría dentro de tanto dolor, porque la persona amada ya no sufre o ya terminó de estar en esa condición.

Cuando una vida muy joven, se define en un par de meses por un cáncer imprevisto, un infarto fulminante o un accidente inesperado, cuesta mucho aceptar el destino y miles de preguntas y  el por qué emergen en todos tus sentidos. Las emociones aparecen con toda su intensidad y el coraje gana terreno, el reclamo a la vida, el rencor al destino fatal que les toco, el dolor contenido, las lagrimas reprimidas, los puños crispados, ¿A quien culpar?
Simplemente no hay explicación, una vida se trunca, una vida con potencial ya no va a  crecer más. No hay manera de entenderlo solo hay mucho dolor.

Pero cómo entender cuando alguien se queda a medias.
¿Qué es lo que pasa, cuando te dicen que alguien está vivo y muerto a la vez?
Cuando su cuerpo inhala a través de un respirador externo, se alimenta artificialmente por medio de una sonda,  llena de nutrientes y medicamentos. Pero prácticamente te dicen que su cerebro ya no está funcionando, o que tiene algunos impulsos eléctricos de  vez en cuando, que no siente, que no piensa, que su cuerpo y su cerebro ya no se hablan….
¿Qué haces?, ¿Está muerto, se ha ido, es solo un cuerpo? Pero tu lo sientes vivo,  sientes su calor, tocas su mano, lo acaricias, lo abrazas, lo besas, le platicas, lo ves, él está ahí, vivo.

Los términos médicos son tan difíciles de entender: Quédese tranquilo, él ya no sufre, ya no siente , su cerebro  está desconectado. Pero sigue vivo, entonces,  quien le está dando ordenes a su corazón de latir, a su estomago y riñones de funcionar, a sus células de seguir regenerándose, a su torrente sanguíneo de seguir purificando ese cuerpo.  No lo sé.

Quiero creer que la vida es más enigmática y guarda muchos misterios que aún no conocemos. Esa fuerza vital, ese soplo divino, esa alma, energía divina o como cada quien lo llame, cómo se moverá en un cuerpo, que en términos médicos ya está fuera.
Quizás sea más libre para ir y venir, para sanar, para recuperarse, para evolucionar, para comunicarse a un nivel más profundo, más sutil.

Le decía a mi amiga, tu háblale, tu abrázalo, dale un beso, agradécele, comparte todo lo que puedas, mientras puedas tomar su mano tibia entre las tuyas, mientras su aroma siga llenando el ambiente, mientras cada inhalación y exhalación  suceda, el aún está aquí con nosotros. Acaso en un lugar que no conocemos, posiblemente en algún proceso que la ciencia aun no descubre o no ha discernido todavía.

No está muerto, es la única verdad. Solo lo estará hasta que su corazón deje de latir  y la ultima exhalación pase a través de sus fosas nasales. Entonces sólo entonces podrás despedirte y guardar su memoria en tu corazón.

1 comentario:

Hugo Sierra dijo...

Así como una jornada bien empleada
produce un dulce sueño, así una vida
bien usada causa una dulce muerte.
Leonardo Da Vinci