lunes, 31 de mayo de 2010

2010 - Lista de palabras


Copiando a Ray Bradbury, que en estos días me tiene enamorada y totalmente seducida. Decidí empezar a hacer mi lista de palabras (al puro estilo “bradburesco”) con posibilidad de convertirse en algo escrito algún día: ensayito, cuento, carta, reclamo, narración o diario personal.
El caso es que las ideas no se atoren y sigan fluyendo. Algunos ya están en construcción mental, otros aún no se gestan.

La otra noche sentí la visita de la musa, entró sin pedir permiso (como me gusta) a mi cama y la invadió, no pude resistirla simplemente, era tan tarde que pensé ¿Prender laptop y todo eso?... ¡No! Agarré un cuaderno y pluma, y la dejé ser. Fue muy interesante recordar el escribir por largo rato, hojas y hojas se llenaban y no paraba, las ideas fueron saltando como un saltimbanqui de un tema a otro y al final se enlazaban... ejercicio interesante a las 3:00 AM, ¿ Y quien dice que no me ejercito?

Lista incipiente:
Lentes de cerca, de lejos, habrá internos?
Razón de ser de las postales
La relojera
El odioso día de la madre
Por qué los chinos beben sólo agua caliente
Por qué las chinas sufren por tener un rostro perfectamente blanco
Por qué usan palillos chinos
Murallas al gusto: chinas, globales, impuestas, personales
El masaje
El placer de un bronceador
La seducción de las ruedas
A falta de viejos ... viajes
Las princesas traumadas de Disney
Funcionales, disfuncionales o sólo cambiaron los parámetros y aún no lo vemos.
continuará ....

miércoles, 19 de mayo de 2010

2010 - Las manecillas

Las manecillas (1ra. Parte)

El otro día fui con el relojero de toda la vida como era un día que no llevaba prisa, me senté cómodamente y me concedí platicar un poco con el Sr. Relojero, que así le llamaré.
Es un señor joven, quizás entre 30 o 35 años, que vive en un mundo curioso: lleno de relojes de todo tipo, engranes, tornillos y mil cosas más. La pregunta mágica que abrió puertas inesperadas fue: ¿ Hace cuántos años eres relojero? El oficio se lo enseñó su tío hace más de 20 años, al principio iba sólo por curiosidad, porque le encantaba desarmar y armar cosas. Gracias a un buen hombre que no fue egoísta para compartir y al que le gustaba enseñar, él fue aprendiendo el oficio.

Un oficio que merece la atención: ser relojero. Obviamente no podía faltar la pregunta ¿Y te va bien?
Lo cual podría querer decir ¿Ganas buen dinero? El contestó: -Gano bien, lo suficiente-.
Pero lo que más le gustaba del oficio era poderse abstraer en un reloj y paradójicamente olvidarse del tiempo “arreglando el tiempo”. Me dijo que le fascinaba penetrar tanto en el mecanismo de un reloj; en cómo las manecillas, los resortes, los tornillos funcionan a la perfección y cómo esa tarea minúscula no le permite distraerse.
Como es una tarea en miniatura, no puede ni siquiera voltear a ver quién llega o quién se va, porque algún tornillo se escondería o algún resorte desaparecería. También me platicó que sólo a una de sus hijas cree que le gustaría el oficio, ya que tiene una habilidad única para armar y desarmar cosas, es más, el otro día la retó a armar uno de sus relojes y a volverlo a poner junto de nuevo. Claro que pudo, y su satisfacción era inmensa cuando me dijo: -Yo creo que ella sí podría ser una buena relojera- Por cierto me encantó la idea de ver una mujer relojera (2da. Parte).

Después de este encuentro me quedé pensando ¿Qué pasaría si el tiempo pudiera arreglarse y no sólo los relojes que lo miden?
Arreglar el tiempo…ojalá el tiempo pudiera arreglarse con el empeño que el Sr. Relojero lo hace, con atención y mucho cuidado para no perder piezas o resortes.
Puede pasarse gran parte de la vida desarreglando el tiempo, es decir programando los relojes de arena de manera incansable, donde no hay agenda que por más planificada que esté, pueda contener más de 24 horas y por más organizadores que haya puedan ayudar a recuperar el tiempo.

El tiempo se desarregla cuando se brincan las horas, los meses y los años queriendo alcanzar metas inalcanzables, o tan forzosamente alcanzables que no es posible distraerse de lo esperado, de los objetivos trazados, de lo que se espera de nosotros: una carrera profesional, un matrimonio, o sacar a los hijos adelante.
Pero es cuando se percibe que el tiempo se termina, que el reloj de arena ya no tendrá una vuelta más, cuando se quiere “arreglar el tiempo” y por más que se vaya con un relojero, no podrá componerse.
Todos esos momentos que se fueron, cuando no se permitió sentarse a ver una puesta de sol, o una caminata bajo la lluvia sin preocupación de mojarse, o no se escucharon los cuentos de los hijos por estar viendo el partido tan importante en ese momento, o se ignoraron las señales de agotamiento en el rostro de la persona amada.
Y mas aún aquellos minutos que no nos concedimos personalmente, esos instantes que no se utilizaron para cantar, reír a carcajadas o para simplemente mirar a los que pasaban.
Entonces llega el aviso de que la vida se fue y no se percibió ni cómo ni cuando.
Algunos quieren detener el reloj de arena o parar el segundero, y se hacen cirugías plásticas para esconder las huellas de la edad y otros compran automóviles deportivos de lujo para correr a altas velocidades con copilotos jóvenes al lado. La vida les dará un poco de tiempo de autoengaño antes de que se den cuenta de que las manecillas continuaron avanzando y que no pudieron arreglar el tiempo.

Entonces será un consuelo visitar al relojero y dejarlo que arregle el tiempo de nuestros relojes, que ése sí se puede arreglar y descubrimos ese placer oculto que nos dan unas manecillas funcionado, diciéndonos que el tiempo pudo componerse.

domingo, 16 de mayo de 2010

2010 - Anestesia u olvido

Fig.Asfódelia

Anestesia u olvido (v4)
… a Elena

Casi podría verla sentada en su silla en aquella casa de techos altos y corredores largos, como eran las casas de antaño para proteger de las mudanzas del clima. Sus ojos brillaban con luz interior, aunque su retina ya no devolvía una señal de reconocimiento, en esa época empezaba a olvidar nombres, fechas y lugares, la amnesia (absoluta) llegaría algunos años después. Poco a poco los cables de sus recuerdos fueron desconectándose hasta quedar totalmente fuera del mundo actual, de lo cotidiano. Hoy, sus ojos sólo reflejan el rostro de su hijo: aún lo siente y sabe que es él, aunque quizás ya no su nombre, ni bien a bien quién es ese hombre de cuarenta y tantos que le ha dedicado una vida entera.
Con el cariño de siempre la visitábamos cuando aún era posible, y aunque ya no era la persona que tanto nos gustaba por ser honesta, sincera, espontánea y divertida. También extrañábamos sus dichos y palabras altisonantes que bien empleaba: “Son puros cabrones”… “mándalo a la chingada” etcétera. que en su boca sonaban agradables y cómicas.
En esos tiempos surgía la duda: ¿Es qué esta arteriosclerosis es un regalo, que la vida le daba al final? Trayendo el olvido del presente, del pasado y sin posibilidad de grabar el futuro. Tuvo tantas penas, sinsabores, desengaños, desolaciones, ausencias, hambres y batallas perdidas, con ese sabor agridulce reconocido tan bien por tantas mujeres.
Se podría dar gracias por ese olvido, al final solo iba a escuchar y borrar, escuchar y volver a borrar, sin los recuerdos royendo en la memoria, pero aún más en la piel y en el alma.
Esa amnesia adquirida al final de su vida le vino a dar el consuelo que sólo el olvido puede dar. Su mente de repente se había convertido en una memoria ram.

¿Pero qué que es el olvido? La definición mas acertada podría ser la acción opuesta, cuando es imposible olvidar es cuando se empieza a entender qué es el olvido. Puede ser que se ignoren o que se escojan sus rutas alternas que no por ser opciones dejan de ser engañosas: la venganza y el perdón.
Cuando no es posible olvidar se podría tomar otro camino, si se escoge la venganza, serás criticado seguramente, pero ésta te dará la fuerza de vencer en algún momento, de sentir una especie de triunfo, aunque la contrarrespuesta no se hará esperar. Por otro lado si se escoge el perdón tan encomiable, tan ensalzado por los que quieren ganar la recompensa eterna, que casi se puede sentir un ángel con todo y alas revoloteando alrededor o por el contrario se empieza a percibir un aura de santidad que te eleva sobre los demás.
¿Será el perdón algo real o será solo un autoengaño? El perdón es una acción de voluntad: -yo quiero perdonar esto o aquello, yo me hago responsable de dejar ir esto que me lastima-. Pero en los dos caminos, el olvido es el actor principal de estas tragicomedias.
En la venganza, el olvido se aferra como un náufrago a la barca, lo aprisiona, ya que si el olvido llega a la orilla y se aleja, la venganza no puede existir. Por el contrario, en el perdón, el olvido llega y se instala, y entonces no queda más que dejar ir, soltar el agravio, libera el dolor, ya no hay razón de sufrir el olvido ha llegado. Ya no recuerdas cuál era la falta, cuál fue el conflicto.

El olvido muchas veces se viste de anestesia y sólo logra que el ser anestesiado sufra menos, nunca deja de sufrir, simplemente en el adormecimiento no se da cuenta de aún le duele aunque se sienta menos. Las anestesias actuales tan variadas e ingeniosas. Las mas usadas como el alcohol que adormece ó las drogas suaves, o tranquilizantes, ambos darán un alivio temporal, un adormecimiento de los sentidos y la causa del conflicto se desdibuja y sólo se alcanza a ver el bosquejo, aunque al día siguiente o a las pocas horas, la realidad se imponga y regresen los recuerdos mas fuertes e intensos.
Están también las anestesias permanentes, con las drogas duras como cocaína, hachis, heroína, crack, opio, morfina, psicotrópicos o las recetadas para que seas feliz permanentemente: el Prozac, Aremis, Lantanon ect. que ayudan a vivir una realidad supuesta donde ya no es necesario el olvido porque el mundo se percibe “light”, “todo es bueno, tranquilo y se es tan feliz”, aparentemente.

Pero hay quien se niega a anestesiarse y prefiere intentar el olvido a secas, aunque cueste muchas noches de insomnio, muchas danzas interminables entre el corazón y la memoria, muchos vía crucis en los recuerdos corporales.
El olvido tarda, el olvido no es una conquista fácil, requiere de disciplina, requiere de tiempo, requiere de constancia. Requiere de valor.
Hoy que me veo en la necesidad de comenzar un proceso de olvido empiezo a recordar el camino tantas veces andado para poder conquistarlo, para permitirle que cruce los mares del dolor, del remordimiento, de la pena, del desamor, de la hipocresía, de las buenas costumbres, de los traumas de la infancia y de la adultez, de la vanidad, de la soberbia, de los egos exaltados, de la tristeza. Cuando haya logrado atravesar todos estos mares, el olvido llegará a la orilla y se instalará cómodamente (casi sin sentir). Cómo bien lo dijo Borges: La meta es el olvido.


La meta es el olvido (J.L. Borges)

¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejieron
dicha y dolor y fueron para ti el universo?

El río numerable de los años
los ha perdido; eres una palabra en un índice.

Dieron a otros gloria interminable los dioses,
inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores;
de ti sólo sabemos, oscuro amigo,
que oíste al ruiseñor, una tarde.

Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombra
pensará que los dioses han sido avaros.

Pero los días son una red de triviales miserias,
¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza,
de que está hecho el olvido?

Sobre otros arrojaron los dioses
la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,
de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;
contigo fueron más piadosos, hermano.

En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,
oyes la voz del ruiseñor de Teócrito.

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viernes, 14 de mayo de 2010

La musa que toca y toca

Resulta que a razón de un ensayo que tenemos que leer para el taller, y que por cierto me encantó: Cómo Alimentar a una musa y conservarla, Ray Bradbury, 1961.

Descubrí que mi musa tiene tanto tiempo toca y toca, y no le abro, a veces la dejo entrar más por insistencia y cargos de conciencia... o serán las "buenas maneras" guadalajareñas aprendidas del manual de Carreño, que por cierto era venezolano, ¿Lo sabían?

El caso es que ayer platicando con C acordamos o acordaba yo, en escribir todo, lo que se te ocurra, no importa que no sea ensayo, o que sea anécdota, historia, cuento, poema, crónica o lo que sea, el chiste es arrastrar la pluma, o en mi caso machacar las teclas, ya que el bolígrafo y yo ya no somos muy amigos que digamos. Pero así es, hace tiempo mi estrella de Chacachua me dijo que escribiera diario, que solo así iba a lograr aprender a hacerlo como yo quería.

Hoy creo que necesito dejar que la musa entre y se pasee por mis habitaciones, y si quiere podemos ver televisión juntas o podemos leer un libro, o revistuchas, a veces la comida chatarra es reconfortante. Pero otras se impondrá a mi pereza y apatía y saldrá con fuerza esa aventura de las palabras, esa pasión que comparto con A, con S y con tantos otros que aman las letras.

Bueno pues adelante musa la puerta esta abierta... estás en casa.

Y a manera de copia del ensayo de Ray Bradbury: Zen en el arte de escribir, ir aprendiendo Zen en el arte de escribir:
TRABAJO - RELAJACIÓN - ¡NO PENSAR!

¡Se aceptan clases de ZEN, urgentes!



Links:
Zen en el arte de escribir de Ray Bradbury - Bibliópolis
"Manual de Urbanidad y buenas maneras" de Manuel Antonio Carreño -1853
Blog K-minos- Zen en el arte de escribir de Ray Bradbury