Horas de pesadumbre y de tristeza
pasó mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza. - Rubén Darío-
pasó mi soledad. Pero Cervantes
es buen amigo. Endulza mis instantes
ásperos, y reposa mi cabeza. - Rubén Darío-
El vacío que pesa
Sentirse pesado o estar apesadumbrado, según el diccionario tiene varios significados. Puede ser cuando sientes tu cuerpo muy pesado, usualmente en un día caluroso y sofocado, no se antoja hacer nada, la pereza se impone. Todo pesa.
También es la fuerza de gravedad de la tierra que hace que los objetos y toda la materia sigan atados a este planeta y no salgan disparados flotando por los aires.
Pero quisiera hablar de la pesadumbre cuando duele, cuando provoca desazón y cuando se genera un sentimiento por las acciones o palabras de alguien o propias, también cuando hay una riña y solo queda el disgusto.
Por qué pesan tanto las palabras cuando traen un mensaje que te lastima en lo mas hondo. Cuando sientes una puñalada casi literal en tu corazón
Creo que cuando afecto se quiebra, sí puede doler el corazón, tal cual. Nunca me ha dado un infarto pero a lo mejor se parece. Es un dolor tan intenso que no cabe en ti y lo contienes o lloras, porque ¡es tanto! que hay que sacarlo. Hay que expulsarlo sin misericordia. O será también algo de malicia y quiero compartirlo con lo demás, que les duela un poco, por qué sólo yo.
Pero después de este desgarramiento llega la pesadumbre, ese peso en el alma por las palabras que se escucharon o peor aún aquellas que se dijeron.
Esas con un mensaje que lastimaron todos los sentidos, desde el tímpano hasta la uña del dedo gordo. Esas que pesan como plomo, que no puedes quitarlas y las llevas cargando en el cuerpo, en cada célula, en la mente; en cada sinapsis neuronal, en cada inhalación.
Es pesadumbre, cuando nada puede cambiar lo que pasó, es un hecho consumado, solo queda vivirlo, cargarlo donde puedas, algunos en la cabeza, postura cabizbaja y mirada incapaz de levantarse, otros en la espalda como si fuera un mochila llena de cacharros viejos y aunque la cabeza se yergue, todo el cuerpo se nota pesado… ¡No puede más!
Hay eventos que me provocan pesadumbre, cuando perdí algo muy querido: la salud física, el ser amado, personas, relaciones, bienes materiales, bienes intelectuales, pesa su carencia, pesa tener que seguir caminando sabiendo que ya no están, y es curioso pesa lo que ya no está, lo que no tiene peso, lo que ya no existe.
Serán los sentimientos de lo que pudo haber sido, de lo que se quedó sin terminar, de lo que no se consumó. ¿Por qué voy cargando algo que ya no está, por qué el vacío, la nada pesan tanto? No hay gravedad que lo explique, quizás la no-materia, sea más pesada que la materia, no lo se. Y así entre divagaciones y pensamientos sigo cargando con lo que no existe, el agravio, la herida, la pesadumbre.
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