lunes, 21 de junio de 2010

2010 - A mi tita

Quiero escribirte esta carta para expresarte todo lo que significaste en mi vida y en mi historia. Esta contada por “tu nieta viajera”.
Ahora que estas cada día más cansada y que finalmente empezamos a notar que estás a punto de tirar la toalla…creo que es muy valido. Tú siempre nos diste el ejemplo de luchadora incansable pero más que lucha, de amor a la vida. De ganas de estar siempre joven y de curiosamente reclamar a la vida y al universo por qué no hay más.
Pero más… con calidad, caminando, comiendo, viendo, escuchando, y todo esto ya ha empezado a esfumarse poco a poco y quizás dolorosamente para ti.

Aún admiro tu memoria admirable que esa no falla y se empeña en no esfumarse y así será hasta el último aliento. Esas poesías grabadas desde tu niñez y las historias de tus recuerdos que aun ahora nos las compartes para nuestro deleite, han sido un regalo maravilloso. Tita tu memoria se ha esfumado, pero no importa el calor de tu mano aún pude sentirlo tan solo hace dos semanas antes de irme de viaje.

Yo quiero compartir el camino recorrido contigo; mi Tita:
Empiezo con los famosos “chilaquiles”, uno de los manjares más ricos de tu casa. Estos chilaquiles representan la apertura a querer agasajarnos de alguna forma y qué mejor que lo que siempre hiciste muy bien: cocinar. Ahora hace muchos ayeres que la cocina ya la delegaste pero ¿Quién puede olvidar esa pregunta que nunca faltaba: ¿Ya almorzaste? ¿ Ya comiste? ¿Qué van a cenar? Tu cocina siempre abierta; como tu corazón siempre estuvo.

Qué decir de la capacidad de preocupación de la Tita, esa capacidad de corazón para abarcar a todos: Al hijo con problemas, al hijo con alegrías, al bisnieto que acaba de nacer, a la hija que le duele la cabeza, a la nieta que anda de viaje …es más ¡Hasta había cupo para los vecinos, los parientes, los conocidos!

Siempre al pendiente de TODA TU FAMILIA. Qué difícil sería para ti entender esas familias modernas que sólo son padres e hijos, en nuestra forma de querer a la mexicana; la familia somos todos. A veces implicando muchos problemas gratuitos, pero todos entrábamos en tu clan: los hijos e hijas, los nietos, los bisnietos, los yernos y nueras, los esposos y esposas de los nietos, los novios, en fin! Hay cabida para todos en ese gran corazón, que ha empezado a cansarse y quizás a despedirse. Hoy que te has ido se queda ese hueco en nuestro corazón.

Siempre hubo un pedazo de mecha prendida en tu cirio para acompañarnos. Gracias por esa luz que iluminó nuestros caminos tantas veces. Sobre todo los de tu nieta la más viajera.

Tu compromiso a lo prometido… Hace un par de años hiciste una promesa a Dios nuestro Padre y La Santísima Virgen de rezar un rosario diario si te concedía volver a ver a quien amabas tanto. El favor se te concedió y a partir de ese día, ¡NUNCA fallaste! Sana, contenta, triste, enojada, enferma, hospitalizada, con oxigeno, como fuera que te encontrases a diario has cumplido tu promesa y ese rosario no falla!! Como si le dijeras:
—Ahí esta Señor y Virgencita: ¡Yo también cumplo!—Sin tanta Teología, sin tantas maestrías, sin cardenales, esa FE de corazón y de agallas es la nos hace mexicanos y Guadalupanos. Gracias Tita por un ejemplo de una Fe y compromiso de vida Guadalupanos.

A quien le agradan los regalos, sabe regalar y así eras tú, no solo afecto, a ti te gustan los regalitos y ¡bien envueltos! Gracias por darnos siempre un detalle en el cumpleaños, graduación, navidad, boda, el evento que fuera tu siempre dabas, y siempre pedías disculpas por querer darnos algo mas caro, pero lo mas importante fue el aprendizaje de ser formales, de tomar en serio los eventos y darles la importancia que requerían. Esos regalos que nunca faltaron eran tu ejemplo de poder compartir lo material. Gracias por todos los regalos que siempre recibí y envueltos.

Gracias por darme a mi mama! Quizás este es el regalo más grande y más importante que recibí de ti y de mi Tito Marty, sin ustedes no estaría mi mamá. Gracias por ese árbol genealógico, por esa rama de los Gutiérrez-Contreras; tan bien documentada por mi tío Chava. Gracias por todo tu ADN.

Hace poco leí un libro de testimonios de mujeres colombianas reconocidas públicamente, donde se les invito a compartir su experiencia de vida: triunfos, fracasos, retos, momentos dolorosos y sobre todo experiencias de aprendizaje. La gran mayoría de ellas compartieron el testimonio de que para poder llegar a ser las grandes mujeres que son en el presente, es gracias a la influencia de otras grandes mujeres que marcaron su vida: Su madre y sus abuelas.
Me considero una de ellas, si soy hoy lo que soy, es por lo que fueron ustedes.

GRACIAS eternamente.
Claudia
Septiembre, 2007

Epílogo
Junio 16, 2010
Tita, has emprendido tu viaje final, tú ¡tan viajera! ahora tomas el último tren hacia el Cielo, tan merecido para ti, estamos todos en la estación despidiéndote con alegría por tu partida hacia la casa de Nuestro padre Dios, finalmente a vivir en su amor eterno.
Nos quedamos tristes y apesadumbrados porque te extrañaremos mucho, pero dentro de estas lágrimas llenamos nuestros ojos de luz y consuelo en el corazón, por saber que tú ya descansas en la paz eterna y que llegaste a la meta.
Gracias por tu ejemplo permanente.

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